Su lanzamiento ha sido pospuesto en varias ocasiones. Finalmente el despegue del Discovery ha sido aplazado hasta el 30 de noviembre. Será entonces cuando el transbordador más veterano de la NASA emprenda su última misión con un singular tripulante que acompañará a los seis astronautas que viajarán a la Estación Espacial Internacional.
Se llama R2 y es un androide. O mejor dicho, medio humanoide. Porque aún le faltan las piernas, aunque pronto las tendrá. De momento, Robonauta 2 es un torso imponente de 160 kilos de peso, coronado por una inquietante cabeza dorada y equipado con 350 sensores, 30 procesadores, cámara de infrarrojos y 42 "grados de libertad" en el cuello mecánico y en sus múltiples articulaciones.
"Aunque aún no pueda caminar por sí mismo, R2 es un pequeño gran paso para la humanidad", sostiene Rob Ambrose, padrino de la criatura, al frente del Laboratorio de Robótica y Simulación de la NASA, que ha estado 15 años trabajando en el prodigio mecánico con un equipo de 25 ingenieros y en colaboración con la General Motors.
El destino ha querido que el bautismo del primer humanoide en el espacio coincida casi con la defunción del transbordador Discovery. En cualquier caso, el robot viajará embalado y no conseguirá estirar sus poderosos brazos hasta llegar a la Estación Espacial Internacional (ISS). Una vez allí, se convertirá en su primer habitante a perpetuidad, presto a dar la bienvenida a sucesivas tripulaciones de humanos y a contarlo al mundo que a través de la red social Twitter,
No hay comentarios:
Publicar un comentario